Herman Hesse solía decir: "El tiempo no existe, este es solo un momento breve en el paso de la eternidad, que permite una broma fugaz que es la vida".
La muerte es simplemente algo tan natural como respirar o abrir las manos o comer o cosas así, es la otra cara, la menos agradable, si puede llamarse de tal manera, de este breve instante que es la vida.
Viene implícita en ella, es el costo que aceptamos pagar cuando firmamos el contrato de nuestro nacimiento, pero no por eso es más agradable o menos dantesca o más fácil de asimilar por la mayoría de nosotros.
Generalmente, aunque sabemos que en cualquier instante podríamos estar en presencia de este polifacético y multicultural personaje (a fin de cuentas, nadie tiene la existencia comprada) todos tratamos de fingir que la ignoramos o que no sabemos de que se nos habla, puesto que el ser humano aun es reacio a aceptar un proceso de esta índole como algo natural e inevitable, y como defensa ante tal circunstancia, se esgrime la postura alegre, chabacana, sardónica y hasta burlona de la huesuda, la flaca, la tilica, o en una nueva modalidad, en el culto y veneración para con "La Jefa", como le han dado en llamar a quienes manifiestan su devoción al culto de llamada Santa Muerte (detractada por la iglesia católica, que no considera como santa a esta entidad).
Todos en algún momento le hemos tenido miedo a la muerte, quien diga que no, esta mintiendo.
Muchos aun manifiestan este temor primario hacia este proceso, aunque aceptan que es natural y gradual que algo así tenga que suceder, pero eso no implica que sea más sencillo.
El miedo y respeto hacia la vida o la muerte, en la mayoría de los casos, depende mucho de los rasgos culturales e ideológicos que representan a cada zona geográfica.
Para muchas religiones es un medio de ascensión hacia un plano espiritual mucho mejor, para otros es solo una puerta que divide a este mundo miserable con la promesa del edén prometido, pero para otros, es un momento terrible y siniestro, doloroso y tétrico que no se quisiera experimentar jamás.
Las leyendas y fábulas que tapizan ampliamente la "Sagrada" Biblia, nos hablan de supuestos hombres, que por su santidad, apego a Dios o sus múltiples obras al servicio de Este y el prójimo, gozaron de periodos de vida excesivamente largos, como el llamado Matusalén, que supuestamente vivió mas de 800 años o el llamado Noe, que en algunas versiones, se maneja que vivió mas 500 años.
Tomando en cuenta que estas fábulas pudieran tener algo de cierto.... ¿ Cómo es que el hecho de una existencia tan larga pudiera mitigar el enorme vació emocional que algo así generaría, aparte de la molestia espiritual?
¿ Por que se generan tantos temores hacia la muerte cuando no es mas que el proceso biológico de un organismo que ha cumplido meramente con las funciones a las cuales había sido designado? ¿ Por que se le hace burla o se le rinde devoción, en aras de lograr una integración mas firme y menos aterradora?
Hay que mencionar que este proceso tiene muchísimo mas trasfondo del que nos imaginamos, que no solo implica el desgaste y consecuente finiquito de un organismo tan simple o complejo como el nuestro.
El concepto de la muerte implica mucho mas, tanto como ideologías, culpas, remordimientos, luchas tabúes y fanatismo.
Si...
A diario convivimos con ella, pero es solo cuando nos toca presenciar un evento trágico de primera mano, es cuando tomamos conciencia plena de todo lo que significa, no solo en quien esta en la situación mortal, sino en quienes rodean a esta persona: Seres queridos, amigos, compañeros, parejas o cónyuges.
A pesar de que todo esto va acompañado de reacciones biológicas naturales, lo que mas se ve cimbrado son los elementos emocionales, aquellos que nos identifican y que nos hacen distinguirnos como especie, aunque muchos animales mas puedan poseerlos.
Es cuando más los lazos fraternos se estrechan, las relaciones de amistad se refuerzan y los vínculos afectivos de pareja se reafirman (aunque claro, como en todo, hay contadas excepciones) para demostrar el significado de esta persona en las vidas de quienes le rodean (aunque también, suele suceder, que este tipo de demostraciones ya son tardías).
Cuando uno esta del otro lado, es decir, cuando quien este en situación de muerte es un amigo o familiar político, o un simple conocido, se lamenta hasta cierto punto y se manifiesta el pesar, pero hasta ahí.
Se comprende el significado, se le trata de dar una explicación y hasta justificación para tratar de brindar consuelo a los deudos, haciéndoles ver que posiblemente haya sido lo mejor por tal o cual circunstancia.
Pero cuando el dedo frió de esta dama blanca nos señala directa o indirectamente, es decir, trata de un familiar cercano, como la esposa o un hijo o un padre o hermano o nosotros mismos, es completamente diferente.
Generalmente, los estados emocionales se alteran al grado del paroxismo, se magnifican tragedias y se pierde objetividad.
Esto es muy natural y hasta normal, puesto que en esta situación, lo que nos une con la persona en cuestión es mucho más fuerte, más cercano y estrecho; o si se trata de nosotros mismos inmediatamente la duda, la ira, la desilusión.
Nunca es fácil aceptarlo o decirlo, puesto que no existen las palabras apropiadas para exponer algo de semejante magnitud.
Es en situaciones así cuando se pone de manifiesto la entereza, cuando más se confrontan las ideologías y cuando más se pone a prueba la fe, intrínsecamente relacionada.
Es cuando más surgen cuestionamientos, es cuando más la fortaleza espiritual y emocional es cismada, golpeada y vapuleada por mil y un pensamientos y cuestionamientos, desde el que paso, hasta el cuestionamiento directo y sin tapujos hacia el Dios en el que se cree o no.
Cuando mi abuelo murió (se lo acabo el cáncer y la diabetes) yo tendria alrededor de 22 años.
Siempre tuve de El una imagen de autoridad muy bien establecida, quizá aun mucho más firme que la de mi padre, pero también, de la de una gran sabiduría, a pesar de sus múltiples y marcados errores que como todos, tenia.
Siempre fue un hombre muy trabajador, un hombre de disciplina, de hacer entender que para que un hombre sea digno de sí mismo y de los demás, debe de demostrarlo respetándose y respetando, mediante un trabajo digno que permitiera sobrevivir y vivir.
De el, a través de mi padre, tengo ese legado, el del trabajo digno y honesto, de ese que te va haciendo a ti mismo, de ese que te hace respetar y respetarte y del que siempre le estaré agradecido.
Cuando comenzaron los estragos del cáncer, aunado a la diabetes, su animo cambio notablemente, y como es natural, se hundió mucho en la preocupación y en la incertidumbre, y naturalmente, su animo cambio, empezó a darse cuenta de muchas cosas que había hecho y otras que no, conservo su orgullo, eso si, pero por fin aprendió a ver sus errores.
Fue en este tiempo cuando más conviví con él y cuando lo conocí mucho mas, y me dejo ver a una persona que yo no sabia que existía, ya que por fin abrió su corazón completamente y me dejo hacerle saber cuanto lo quería y cuanto significa para mi.
Me hizo participe de su historia, de sus vivencias, de sus aventuras, de sus conocimientos y su sabiduría de la vida, me enseño a ser mas objetivo, a aceptar errores.
Su herencia no era de monedas o metales, era de humanidad, y me estaba dando la parte que me correspondía con un gran entusiasmo, con verdadero amor, con muchas ganas, y yo estaba encantado.
Mi abuelo siempre nos quiso mucho, nunca dejo de ser un gran hombre, solo que permitió que su orgullo muchas veces mal encaminado lo hicieran hermético y reservado.
Pero para con nosotros, sus nietos, era mas abierto, no mucho en un principio, pero le gustaba estar con nosotros. Le encantaba llevarnos a las funciones de lucha libre y contarnos las anécdotas de los luchadores de antaño con tal vigor que casi las podíamos ver, mientras contemplábamos a los actuales dándose de golpes, mientras gritábamos como enajenados y nos emocionábamos hasta el tope.
Le encantaba comprarnos mascaras, capas y chunches así cuando salíamos de la arena.
Lo vi consumirse poco a poco, en medio de disputas familiares, recriminaciones de todos sus hijos entre ellos, de sus sobrinos, de por que esto o por que lo otro, de que si uno ya había hecho mas, que si por que el otro no se hacia cargo de llevarlo al hospital, que si era mucho trabajo acompañarlo, que si había cosas mas importantes que hacer..... Que si les iba a dejar algo..... Carajo....
Cuando estaba muriendo en el hospital y subí a verlo, realmente me estremeció como estaba...
Delgado, con la mirada vacía y triste....Con una desesperación infinita...
Ya no podía hablar y los médicos habían dicho que solo era cuestión de horas quizá para que falleciera, se había hecho todo lo posible y además, la edad ya era mucha, las defensas del cuerpo ya no son las mismas y pues, ya era inevitable.
Estaba entubado y ya tampoco podía moverse mucho...
Recuerdo muy vividamente esos instantes.
Creo que si alcanzo a reconocerme cuando tome su mano y acaricie su cabello, el volteo a mirarme y creo que quiso decir algo, pero ya las palabras no le salían.
Solo vi como unas lagrimas se derramaban de sus ojos hundidos y apagados...
Ahí fue cuando el corazón se me partió y me solté a llorar con muchas ganas, con mucha tristeza y coraje, con mucho dolor y reproches...
Me despedí de El lo mejor que pude, le dije cuanto lo quería, bese su frente y lo abrase como queriendo llevarme algo de su esencia en mi ser, sin recordar que ya lo había hecho desde que lo conocí mejor.
Baje al vestíbulo y trate de controlarme lo mejor posible para que nadie me viera tan triste, y solo pude encontrar la escena más patética del mundo: todos sus hijos peleando por ver que se iba a hacer, quien se iba a hacer cargo de los gastos, quien era el mas indicado para repartir las cosas, quien merecía mas o quien menos....
Que asco...
Durante su funeral no dije nada....
Lo veía recostado, solo..tan triste....
Comencé a recordar nuevamente cada platica, cada broma, sus risas, su voz firme, su cuarto lleno de revistas de lucha libre, la música de Daniel Santos que tanto le gustaba, el aroma de su loción de siempre y que nunca dejo de usar...
Pero mas importante, me di cuenta que sus enseñanzas estaban mas vivas que nunca y que esa herencia de conocimientos y de vida era un legado que nunca me iba a dejar y que siempre estaría ahí si lo llegase a necesitar.
La muerte no se lleva a las personas, es el olvido el que las entierra.
Yo por eso no lo olvido, por que sé que parte de lo que soy se lo debo a Él, a lo que me enseño, a lo que supo mostrar, a su animo, a su buen humor, a su amor, a su fuerza. A su convicción de trabajo y de esfuerzo.
Naturalmente, hace mucho que entendí que la muerte es solo un paso mas en la carrera evolutiva, que todos moriremos tarde o temprano, algunos en su momento, otros antes de lo previsto, pero al final, todos llegaremos hasta ese umbral que tanto nos asusta, que tanto nos perturba, al que le tenemos tanto respeto y tanto miedo.
Yo le tengo un miedo enorme a la muerte.
El que la acepte como algo natural y como algo inevitable no significa que tenga que gustarme.
Tal vez me llegue antes o después, no lo sé ni podré saberlo.
Hay miles de personas mas allá afuera que están padeciéndola en carne propia en estos momentos, que saben cual es su sabor y su textura y tienen los tamaños para enfrentarla.
Yo no sé si tendré ese valor y esa entereza para hacerle frente cuando toque a mi puerta, pero mientras, lo único que puedo hacer es vivir este fragmento de existencia de la mejor manera posible, de acuerdo con mis valores y principios, de acuerdo a las necesidades y a los momentos y hacerme digno de que el olvido no me entierre.
Atte.
IMANTHEUS
(AMV)
La muerte es simplemente algo tan natural como respirar o abrir las manos o comer o cosas así, es la otra cara, la menos agradable, si puede llamarse de tal manera, de este breve instante que es la vida.
Viene implícita en ella, es el costo que aceptamos pagar cuando firmamos el contrato de nuestro nacimiento, pero no por eso es más agradable o menos dantesca o más fácil de asimilar por la mayoría de nosotros.
Generalmente, aunque sabemos que en cualquier instante podríamos estar en presencia de este polifacético y multicultural personaje (a fin de cuentas, nadie tiene la existencia comprada) todos tratamos de fingir que la ignoramos o que no sabemos de que se nos habla, puesto que el ser humano aun es reacio a aceptar un proceso de esta índole como algo natural e inevitable, y como defensa ante tal circunstancia, se esgrime la postura alegre, chabacana, sardónica y hasta burlona de la huesuda, la flaca, la tilica, o en una nueva modalidad, en el culto y veneración para con "La Jefa", como le han dado en llamar a quienes manifiestan su devoción al culto de llamada Santa Muerte (detractada por la iglesia católica, que no considera como santa a esta entidad).
Todos en algún momento le hemos tenido miedo a la muerte, quien diga que no, esta mintiendo.
Muchos aun manifiestan este temor primario hacia este proceso, aunque aceptan que es natural y gradual que algo así tenga que suceder, pero eso no implica que sea más sencillo.
El miedo y respeto hacia la vida o la muerte, en la mayoría de los casos, depende mucho de los rasgos culturales e ideológicos que representan a cada zona geográfica.
Para muchas religiones es un medio de ascensión hacia un plano espiritual mucho mejor, para otros es solo una puerta que divide a este mundo miserable con la promesa del edén prometido, pero para otros, es un momento terrible y siniestro, doloroso y tétrico que no se quisiera experimentar jamás.
Las leyendas y fábulas que tapizan ampliamente la "Sagrada" Biblia, nos hablan de supuestos hombres, que por su santidad, apego a Dios o sus múltiples obras al servicio de Este y el prójimo, gozaron de periodos de vida excesivamente largos, como el llamado Matusalén, que supuestamente vivió mas de 800 años o el llamado Noe, que en algunas versiones, se maneja que vivió mas 500 años.
Tomando en cuenta que estas fábulas pudieran tener algo de cierto.... ¿ Cómo es que el hecho de una existencia tan larga pudiera mitigar el enorme vació emocional que algo así generaría, aparte de la molestia espiritual?
¿ Por que se generan tantos temores hacia la muerte cuando no es mas que el proceso biológico de un organismo que ha cumplido meramente con las funciones a las cuales había sido designado? ¿ Por que se le hace burla o se le rinde devoción, en aras de lograr una integración mas firme y menos aterradora?
Hay que mencionar que este proceso tiene muchísimo mas trasfondo del que nos imaginamos, que no solo implica el desgaste y consecuente finiquito de un organismo tan simple o complejo como el nuestro.
El concepto de la muerte implica mucho mas, tanto como ideologías, culpas, remordimientos, luchas tabúes y fanatismo.
Si...
A diario convivimos con ella, pero es solo cuando nos toca presenciar un evento trágico de primera mano, es cuando tomamos conciencia plena de todo lo que significa, no solo en quien esta en la situación mortal, sino en quienes rodean a esta persona: Seres queridos, amigos, compañeros, parejas o cónyuges.
A pesar de que todo esto va acompañado de reacciones biológicas naturales, lo que mas se ve cimbrado son los elementos emocionales, aquellos que nos identifican y que nos hacen distinguirnos como especie, aunque muchos animales mas puedan poseerlos.
Es cuando más los lazos fraternos se estrechan, las relaciones de amistad se refuerzan y los vínculos afectivos de pareja se reafirman (aunque claro, como en todo, hay contadas excepciones) para demostrar el significado de esta persona en las vidas de quienes le rodean (aunque también, suele suceder, que este tipo de demostraciones ya son tardías).
Cuando uno esta del otro lado, es decir, cuando quien este en situación de muerte es un amigo o familiar político, o un simple conocido, se lamenta hasta cierto punto y se manifiesta el pesar, pero hasta ahí.
Se comprende el significado, se le trata de dar una explicación y hasta justificación para tratar de brindar consuelo a los deudos, haciéndoles ver que posiblemente haya sido lo mejor por tal o cual circunstancia.
Pero cuando el dedo frió de esta dama blanca nos señala directa o indirectamente, es decir, trata de un familiar cercano, como la esposa o un hijo o un padre o hermano o nosotros mismos, es completamente diferente.
Generalmente, los estados emocionales se alteran al grado del paroxismo, se magnifican tragedias y se pierde objetividad.
Esto es muy natural y hasta normal, puesto que en esta situación, lo que nos une con la persona en cuestión es mucho más fuerte, más cercano y estrecho; o si se trata de nosotros mismos inmediatamente la duda, la ira, la desilusión.
Nunca es fácil aceptarlo o decirlo, puesto que no existen las palabras apropiadas para exponer algo de semejante magnitud.
Es en situaciones así cuando se pone de manifiesto la entereza, cuando más se confrontan las ideologías y cuando más se pone a prueba la fe, intrínsecamente relacionada.
Es cuando más surgen cuestionamientos, es cuando más la fortaleza espiritual y emocional es cismada, golpeada y vapuleada por mil y un pensamientos y cuestionamientos, desde el que paso, hasta el cuestionamiento directo y sin tapujos hacia el Dios en el que se cree o no.
Cuando mi abuelo murió (se lo acabo el cáncer y la diabetes) yo tendria alrededor de 22 años.
Siempre tuve de El una imagen de autoridad muy bien establecida, quizá aun mucho más firme que la de mi padre, pero también, de la de una gran sabiduría, a pesar de sus múltiples y marcados errores que como todos, tenia.
Siempre fue un hombre muy trabajador, un hombre de disciplina, de hacer entender que para que un hombre sea digno de sí mismo y de los demás, debe de demostrarlo respetándose y respetando, mediante un trabajo digno que permitiera sobrevivir y vivir.
De el, a través de mi padre, tengo ese legado, el del trabajo digno y honesto, de ese que te va haciendo a ti mismo, de ese que te hace respetar y respetarte y del que siempre le estaré agradecido.
Cuando comenzaron los estragos del cáncer, aunado a la diabetes, su animo cambio notablemente, y como es natural, se hundió mucho en la preocupación y en la incertidumbre, y naturalmente, su animo cambio, empezó a darse cuenta de muchas cosas que había hecho y otras que no, conservo su orgullo, eso si, pero por fin aprendió a ver sus errores.
Fue en este tiempo cuando más conviví con él y cuando lo conocí mucho mas, y me dejo ver a una persona que yo no sabia que existía, ya que por fin abrió su corazón completamente y me dejo hacerle saber cuanto lo quería y cuanto significa para mi.
Me hizo participe de su historia, de sus vivencias, de sus aventuras, de sus conocimientos y su sabiduría de la vida, me enseño a ser mas objetivo, a aceptar errores.
Su herencia no era de monedas o metales, era de humanidad, y me estaba dando la parte que me correspondía con un gran entusiasmo, con verdadero amor, con muchas ganas, y yo estaba encantado.
Mi abuelo siempre nos quiso mucho, nunca dejo de ser un gran hombre, solo que permitió que su orgullo muchas veces mal encaminado lo hicieran hermético y reservado.
Pero para con nosotros, sus nietos, era mas abierto, no mucho en un principio, pero le gustaba estar con nosotros. Le encantaba llevarnos a las funciones de lucha libre y contarnos las anécdotas de los luchadores de antaño con tal vigor que casi las podíamos ver, mientras contemplábamos a los actuales dándose de golpes, mientras gritábamos como enajenados y nos emocionábamos hasta el tope.
Le encantaba comprarnos mascaras, capas y chunches así cuando salíamos de la arena.
Lo vi consumirse poco a poco, en medio de disputas familiares, recriminaciones de todos sus hijos entre ellos, de sus sobrinos, de por que esto o por que lo otro, de que si uno ya había hecho mas, que si por que el otro no se hacia cargo de llevarlo al hospital, que si era mucho trabajo acompañarlo, que si había cosas mas importantes que hacer..... Que si les iba a dejar algo..... Carajo....
Cuando estaba muriendo en el hospital y subí a verlo, realmente me estremeció como estaba...
Delgado, con la mirada vacía y triste....Con una desesperación infinita...
Ya no podía hablar y los médicos habían dicho que solo era cuestión de horas quizá para que falleciera, se había hecho todo lo posible y además, la edad ya era mucha, las defensas del cuerpo ya no son las mismas y pues, ya era inevitable.
Estaba entubado y ya tampoco podía moverse mucho...
Recuerdo muy vividamente esos instantes.
Creo que si alcanzo a reconocerme cuando tome su mano y acaricie su cabello, el volteo a mirarme y creo que quiso decir algo, pero ya las palabras no le salían.
Solo vi como unas lagrimas se derramaban de sus ojos hundidos y apagados...
Ahí fue cuando el corazón se me partió y me solté a llorar con muchas ganas, con mucha tristeza y coraje, con mucho dolor y reproches...
Me despedí de El lo mejor que pude, le dije cuanto lo quería, bese su frente y lo abrase como queriendo llevarme algo de su esencia en mi ser, sin recordar que ya lo había hecho desde que lo conocí mejor.
Baje al vestíbulo y trate de controlarme lo mejor posible para que nadie me viera tan triste, y solo pude encontrar la escena más patética del mundo: todos sus hijos peleando por ver que se iba a hacer, quien se iba a hacer cargo de los gastos, quien era el mas indicado para repartir las cosas, quien merecía mas o quien menos....
Que asco...
Durante su funeral no dije nada....
Lo veía recostado, solo..tan triste....
Comencé a recordar nuevamente cada platica, cada broma, sus risas, su voz firme, su cuarto lleno de revistas de lucha libre, la música de Daniel Santos que tanto le gustaba, el aroma de su loción de siempre y que nunca dejo de usar...
Pero mas importante, me di cuenta que sus enseñanzas estaban mas vivas que nunca y que esa herencia de conocimientos y de vida era un legado que nunca me iba a dejar y que siempre estaría ahí si lo llegase a necesitar.
La muerte no se lleva a las personas, es el olvido el que las entierra.
Yo por eso no lo olvido, por que sé que parte de lo que soy se lo debo a Él, a lo que me enseño, a lo que supo mostrar, a su animo, a su buen humor, a su amor, a su fuerza. A su convicción de trabajo y de esfuerzo.
Naturalmente, hace mucho que entendí que la muerte es solo un paso mas en la carrera evolutiva, que todos moriremos tarde o temprano, algunos en su momento, otros antes de lo previsto, pero al final, todos llegaremos hasta ese umbral que tanto nos asusta, que tanto nos perturba, al que le tenemos tanto respeto y tanto miedo.
Yo le tengo un miedo enorme a la muerte.
El que la acepte como algo natural y como algo inevitable no significa que tenga que gustarme.
Tal vez me llegue antes o después, no lo sé ni podré saberlo.
Hay miles de personas mas allá afuera que están padeciéndola en carne propia en estos momentos, que saben cual es su sabor y su textura y tienen los tamaños para enfrentarla.
Yo no sé si tendré ese valor y esa entereza para hacerle frente cuando toque a mi puerta, pero mientras, lo único que puedo hacer es vivir este fragmento de existencia de la mejor manera posible, de acuerdo con mis valores y principios, de acuerdo a las necesidades y a los momentos y hacerme digno de que el olvido no me entierre.
Atte.
IMANTHEUS
(AMV)